martes, 30 de octubre de 2007

No tan distintos

"Ilusos" muestra el mundo según niños adultos, que sueñan cosas que vemos todos los días. Viernes a las 21 y sábados a las 21 y 23 en el Centro Cultural Konex, Sarmiento 3131.

En un mundo hecho de papel como el nuestro, las cosas pueden tomar formas y colores impensados. Los sueños se mezclan con la realidad y la ilusión de un mundo conocido genera tristeza y melancolía.

En Ilusos, los personajes no tienen raza, color, nacionalidad ni DNI. Son seres humanos, como cualquiera que viva en este mundo y siga las reglas que el sistema de turno le dicte hacer.

La obra recuerda a Tim Burton y a su fábrica de chocolotes. Aunque acá no haya caramelos ni dulce de leche, hay papel y cinco adultos jugando entre ellos, resumiendo en pocos minutos a la soledad, la superficialidad y los sueños rotos que uno debe soportar ni bien sale del departamento.

Los personajes son clowns. Ni payasos, ni mimos. Clowns: personas sin pintura en la cara que juegan con cierta complicidad y mezclan la inocencia de un niño vestido de grande, que descubre el mundo tal como se lo van mostrando. En Ilusos, estos cinco personajes presentan temas delicados entreteniendo, exagerando e improvisando en todo momento.

Lejos de los pequeños diálogos que se presentan, en Ilusos, hay que ver y escuchar los sonidos que los rodean: el ruido del mar con hojas de papel, luces, pisadas, sombras, risas, llantos y la música que sirve de voz en momentos en los que es mejor callar.

FICHA TECNICA
Género: Clown
Actor: Irene Sexer, Luciana Wiederhold, Pablo Fusco, Sebastián Godoy y Juan Noodt
Autores: Compañía Clun
Dirección: Marcelo Katz
Dramaturgia: Martín Joab
Escenografía: Compañía Clun y Gabriel Díaz
Iluminación: Fernando Berreta
Música: Sami Abadi
Vestuario: Marta Dieguez

FUNCIONES
Ciudad Cultural Konex
Sarmiento 3131 - Capital Federal
Horarios: vie 21:00, sáb 21:00, sáb 23:00.

sábado, 27 de octubre de 2007

Bulldog: "Salvaje"


Bulldog volvió a entrar al estudio, luego de tres años, para darle forma a su noveno disco, acompañados por Michel Peyronel como productor.


Después de un disco doble que coronó no solo sus quince años de trayectoria, sino su crecimiento de los últimos años, Bulldog estaba prácticamente obligado a realizar una placa que confirme su progreso como banda. Con un sonido potente y un desarrollado sentido de la composición, “Salvaje” demuerta que los rosarinos están a la altura de las circunstancias.

Precisamente, la novena placa de la banda conserva el espíritu punk rocker que caracteriza al grupo, pero evidencia al mismo tiempo una maduración que se refleja tanto en las letras como en la música. No porque el discurso haya cambiado (de hecho, todo lo contrario), sino porque demuestran que se pueden mantener las mismas banderas sin caer en una pose adolescente.

Obviamente, esta nueva producción no escapa a algunos clichés de género como ser el “Un, dos, tres...” del coro que lleva esa misma frase por título, pero lo cierto es que también hay un aroma “rocker” que aparece casi tácitamente a lo largo de toda la placa. Probablemente, el hecho de que el ex-Riff Michel Peyronel haya estado a cargo de la producción haya tenido algo que ver.

En buena parte, la apuesta de la banda parece pasar por darle una esencia más rockera a las composiciones, sin dejar de lado ese aire de punkrocker que está impregnado no sólo en los arreglos sino en el mensaje de las canciones. Y allí se encuentra al mismo tiempo lo más importante de la placa: poder mantener ese discurso y al mismo tiempo abrir las fronteras del sonido para incluso conjugarlos en una misma composición, como ser el tinte heavy de “Apocalipsis”, la canción tradicional de “Un Domingo en Madrid” o “Los Nuevos Hijos de Rock”, esta última, en clara referencia a la tragedia de Cromañón.

Pero no por esto hay que suponer que los más fanáticos de los acordes de quinta vayan a cargar contra los rosarinos. Hay material suficiente para contentarlos, ya por el espíritu irreverente de “Resistir Luchando”, la potencia de “Mi Santo en llamas” o la ya mencionada “Un, dos, tres”. Además, los diferentes perfiles aparecen sabiamente alternados a lo largo del disco. Una decisión que no sólo evita la posible saturación que provocaría tres o cuatro temas continuados con la misma onda, sino que le brinda aire fresco a la placa y la vuelve más entretenida, al tiempo que hace más notorio el abanico que intenta desplegar la banda.

En “Salvaje”, Bulldog demuestra que los años de trayectoria los han llevado a elaborar un sonido propio que, manteniendo las raíces del punk-rock, logra brindarles una identidad como banda.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Carajo: "Inmundo"


Carajo retoma en su tercer trabajo de estudio el sonido más distorsionado, que supo caracterizar la primera etapa de su carrera, entremezclado con el costado melódico de los últimos tiempos.


El nuevo disco de Corvata y los suyos, plantea desde el título un juego de palabras entre lo sucio (Inmundo) y el estar inmerso en el mundo actual (In – mundo). Dos conceptos que ellos mismos desarrollan en la gran mayoría de las canciones, en cuanto a temática se refiere; y por si alguno está medio distraído hasta se tomaron el trabajo que distinguir con dos colores el nombre del disco.

La carrera discográfica de Carajo ha tenido características bastante particulares (un “EP” de cinco temas con solo dos nuevos, y un disco en vivo con temas nunca antes editados por ejemplo), pero no por eso menos prolífera. De hecho, está muy cerca de promediar un disco por año. Pero como dirían las viejas revistas especializadas, Inmundo es su tercer “larga duración”. El tercer disco de estudio, y de alguna manera, busca establecer un punto de equilibrio entre lo salvaje (y no por el tema) del disco debut, y la corriente más calma que significó “Atrapasueños”.

El denominador común de la placa es un sonido fuerte y directo, en correlación con las letras entonadas/rapeadas por Corvalán, centrándose mayoritariamente en la controversia del mundo actual. Justamente, eso es lo que plantea “Histeria, TV, Canción de Moda” (con la que abre el disco), que después de una intro semi-dumbeta con aires de Candlemass arremete con esa suerte de nü-metal con aires de barrio que supo nutrir las raíces del grupo en los primeros años de este siglo/milenio.

Sin dudas, “Joder” es el pasaje más duro de la placa en cuanto a sonido, pero igualmente siguen presentes los elementos que caracterizaron la etapa más melódica de la banda en “Atrapasueños”. No sólo en “Acorazados” y “El que ama lo que hace”, que simbolizan los ejemplos más claros en ese sentido, sino conjugándose con algún corte poderoso como en “Una Oportunidad”.

Como es costumbre, el punk rock también tiene su espacio en (valga la redundancia) “Punk sin Cresta”, aunque más cercano a la onda californiana que la energía callejera que habían mostrado, por ejemplo, en “El Vago”, de su primera placa. Igualmente, es preciso destacar el muy buen equilibrio que logran en “Zion”, donde se animan a experimentar una especie de reggae-distorsionado, con un resultado más que satisfactorio.

El mismo Corvatta dijo en que “tal vez Inmundo abra una nueva etapa”. Y es que más que definir su sonido, Inmundo funciona como un puente entre los dos perfiles que supieron conformar la historia de Corvalán y compañía hasta el momento.

lunes, 1 de octubre de 2007

Pepsi Music Día 4: Evitando el ablande


En lo que fue prácticamente una reedición del Metal Fest, la música pesada tuvo su lugar en el quinto día del Pepsi Music, con Almafuerte, Horcas y Logos como anfitriones.


Con el comienzo de la semana, el Pepsi se mudó a Obras. O como reza la nueva dialéctica fashion del rock, pasó a ser “indoors” (aunque haya varias que no están seguros de cómo se pronuncia). La inauguración de las jornadas en El Templo del Rock, estuvo a cargo de verdaderos pesos pesados: Logos, Horcas y Almafuerte. Y no, no se juntó V8; aflojemos con los rumores ridículos muchachos.

La tarde arrancó desde temprano con los Gauchos de Acero (sí, los que colgaron el cover de Sepultura en YouTube) y Jerikó. Después llegaría el combinado de “ex-Rata Blanca’s” (Ian - Berdichevsky - Rowek), que ahora encarnan el proyecto solista de quien fuera cantante en “Entre el Cielo y el Infierno”. Precisamente, de esa placa interpretaron el cover de “Bajo Control”, algo que ya se convirtió en una costumbre en los recitales de la banda.

Con un estadio prácticamente colmado (seamos francos: ¿Quién iba a sacar platea para la fecha heavy?), llegó el primer plato fuerte de la noche: Logos. Con la portada de “Plan Mundial Para la Destrucción” (su última placa) en la pantalla gigante, Zamarbide y los suyos dieron el puntapié inicial con “Viaje a la Realidad”. Y desde el principio, fue la guitarra de Miguel Roldán la que acaparó todas las miradas (y oídos). Sonido fuerte y bien definido, el violero se hizo notar desde el minuto cero.

De la misma manera, no es novedad decir que la base rítmica de Ponce y Scasso logra conjugar potencia, técnica y velocidad formando una verdadera muralla de sonido. Sorpresivamente, el que no tuvo su mejor noche fue el Beto Zamarbide, que por momentos parecía obligado a tener que exigir su voz más que de costumbre.

Igualmente, la gente respondió de buena manera abajo del escenario. Sobre todo, cuando la banda revisitó clásicos de su mítica placa “La Industria del Poder”, como fue el caso de “Marginado”, “Ven a la Eternidad” o “No Te Rindas”. De paso anunciaron que van a grabar un disco reversionando esos viejos clásicos. Sí, bastante ladri, ya lo sabemos, pero puede llegar a ser interesante.

A cinco minutos de las nueve de la noche, la Les Paul de Sebastián Coria dio inicio al set de Horcas con “Pesadilla”, de su última placa “Asesino” editada el año pasado. Dicho sea de paso, va a haber que actualizar la escenografía muchachos, que todavía tiene el arte de tapa de “Demencial”. Pegado vino “Asesinos”, con dedicatoria especial de Walter Meza: “A los políticos corruptos, vamo’ a darle eh!”.

Lamentablemente, al igual que lo ocurrido cuando telonearon a Slayer el año pasado, el escenario de Obras no termina de sentarle cómodo a Horcas. Nuevamente le faltó potencia a las violas (excepto al momento de los solos), en gran parte debido a la decisión de sonar “por separado”, es decir, una de cada costado del escenario. Algo que puede funcionar para los discos, pero no le está dando frutos a la hora del vivo.

Sin embargo, la actitud de la banda puede más que las deficiencias del sonido. La arenga constante de Meza, sumado a la presencia de Yañez y Coria en el escenario (y un monumental Guillermo de Luca en la batería), hacen que la gente termine más que conforme. Eso, y el hecho de que hagan “Destrucción” de V8, tema eternamente idolatrado por la multitud. “El metal es unido o no será nada”, sentenció Walter antes de cerrar con “Esperanza” y zambullirse entre la gente.

Diez en punto. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Las luces se apagan por última vez y “Pensando en llegar” marca el arranque de Almafuerte. Y arranca también el show paralelo de Don Ricardo, pero habrá tiempo para eso más adelante. En lo estrictamente musical, hay que decir que la banda atraviesa un gran momento, con un sobresaliente Claudio Marciello en guitarra. Además, el disco nuevo le brinda una bocanada de aire fresco al concierto, que en los últimos tiempos se había tornado algo redundante.

En el campo, más de cuatro mil almas de negro confirman que el cantito de “Iorio es lo más grande del heavy nacional” no es pura rima. El estadio parece estallar con “Triunfo”, “Homenaje” o “Patria al Hombro”. Es que como dijo el propio Iorio: “El metal de Almafuerte no es música para músicos, es música para las personas”. Y el público así lo entiende.

Además, el buen humor de Ricardo Iorio se hizo evidente una y otra vez a lo largo de la noche. Ya sea para despotricar contra los bares de Libertador que venden la cerveza a ocho pesos, o para armar un verdadero monólogo sobre los que pedían una botella de agua. “¿Por qué carajo cantás ‘el que no salta es un inglés’ si tenés una remera de Iron Maiden?”, se preguntó después de la arenga del estadio tras “El Visitante”. “Gente buena hay en todos lados, allá y acá”. Después agradeció a Mollo, Flavio y un sinfín de etcéteras antes de la despedida con “El Pibe Tigre” y un sentido “A Vos Amigo” dedicado precisamente a la amistad. Y entonces sí, ya no pudo contener el “chúpense esta pija tragaleches”. Como broche de oro llegó otro clásico de V8, en este caso “Muy Cansado Estoy”.

Todos los músicos que pasaron por el escenario se encargaron de aclarar que “el heavy metal no está muerto”. Es que si bien el género nunca mermó en cuanto a público, no hay que olvidar que en los primeros años de festivales en Argentina (2003/2004), el metal no formaba parte de la grilla. A fuerza de distorsión y convocatoria, el heavy ha sabido hacerse un lugar y continúa peleando por mantenerlo. El del martes pasado, fue un paso más en la batalla.

Foto: RollingStone